Hay un miedo silencioso que se ha apoderado de mi corazón: el miedo de estar desapareciendo, desapareciendo en el fondo de un mundo demasi...
Hay un miedo silencioso que se ha apoderado de mi corazón: el miedo de estar desapareciendo, desapareciendo en el fondo de un mundo demasiado ocupado para darme cuenta. Cada día siento que me vuelvo menos visible, que mi voz se vuelve más silenciosa y mi presencia menos significativa.
Paso los días como si fuera un fantasma, viendo cómo se desarrolla la vida a mi alrededor pero sin sentirme realmente parte de ella. La gente pasa, atrapada en sus propias vidas, en sus propias luchas, y me pregunto si siquiera me ven.
Intenté hablar, compartir mis pensamientos, pero las palabras se me atragantaron en la garganta. ¿Qué pasa si a nadie le importa? ¿Y si mis sentimientos, mi existencia, no le importan a nadie? El silencio que sigue sólo profundiza el dolor.
No es que quiera ser el centro de atención o una atención constante. Sólo quiero sentirme vista, saber que alguien, cualquiera, nota mi dolor, mi alegría, mi presencia. Quiero sentir que pertenezco a algún lugar, que le importo a alguien.
Pero en cambio, siento como si me estuviera escapando, como si la persona que solía ser se estuviera disolviendo en la nada. Me miré al espejo y apenas me reconocí. La chispa que una vez iluminó mis ojos se ha ido, reemplazada por una sombra de duda y soledad.
Me pregunto si alguien se daría cuenta si realmente me desvaneciera. ¿Me extrañarían? ¿Se arrepentirían de no haber prestado más atención? ¿O simplemente la vida continuaría, sin cambios, como si yo nunca hubiera estado aquí?
Estos pensamientos son pesados y pesan en mi corazón más de lo que quisiera admitir. Pero incluso en medio de esta oscuridad, me aferro a la más remota esperanza de que, en algún lugar, a alguien sí le importe. Que tal vez, en los rincones tranquilos de sus mentes, estén pensando en mí, preguntándose cómo estoy, incluso si no lo han dicho en voz alta.
Si alguna vez te has sentido así, si alguna vez te has preguntado si te estás desvaneciendo, pasando desapercibido, quiero que sepas que no estás solo. Te veo. Siento tu dolor y comprendo el anhelo de ser reconocido, de ser valorado.
No eres invisible. Tu existencia importa, incluso si parece que el mundo no te presta atención. Eres digno de amor, de conexión, de ser visto.
Y tal vez, sólo tal vez, alguien esté ahí afuera ahora mismo, esperando notarlo, esperando recordarle que no se está desvaneciendo: todavía está aquí y su presencia marca la diferencia. Aférrate a esa esperanza. Tú lo vales.
COMMENTS