Él no eligió la vida en la calle; alguien la había abandonado antes. Sin embargo, cuando se dio cuenta de su inminente maternidad, no pu...
Él no eligió la vida en la calle; alguien la había abandonado antes. Sin embargo, cuando se dio cuenta de su inminente maternidad, no pudo escapar de la dura realidad de las calles. No tuvo tiempo de encontrar refugio; sus hijos estaban naciendo y ella reunió cada gramo de fuerza para traerlos al mundo.
Con el corazón roto, exhausto, al borde del abismo...
Esta perra abandonada mostró fragilidad y una fuerza increíble, un testimonio de la resiliencia que todas las madres llevan dentro.
¿Tu historia tendrá un final feliz? ¿Podría este sufrimiento conducir a algo mejor por una vez?
¡Felicidades mamá! Los cachorros han llegado
La visión de una vulnerable madre perra recién nacida acostada junto a sus recién nacidos me tocó la fibra sensible. La imagen era un grito desesperado pidiendo ayuda.
Esta pobre madre perra estaba completamente sin fuerzas.
¿Cómo podía ser fuerte cuando había estado destrozada de tantas maneras?
Según el collar, sus dueños anteriores la habían descartado, probablemente porque estaba embarazada. Privada de sustento, agua o refugio adecuados, esta alma gentil deambulaba por las calles en busca de un lugar seguro para dar a luz.
Y, sin embargo, a veces, los planes simplemente permanecen como están. El parto la tomó por sorpresa, obligándola a dar a luz allí mismo, en la calle, en un humilde trozo de cartón.
Seis cachorros vinieron al mundo ese día, aunque, trágicamente, dos de ellos fueron ángeles desde el principio.
A pesar de su extremo cansancio, tan pronto como notó que la gente se acercaba, la madre reunió las últimas reservas de sus fuerzas y se puso de pie. Tenía que proteger a su preciosa descendencia.
Sin saber que estas personas estaban allí para ayudarla, ella entró en modo completamente defensivo, actuando agresivamente para proteger a sus hijos. No parecía darse cuenta de que había personas de buen corazón en el mundo y que no todos tenían malas intenciones.
El equipo de rescate tuvo que afrontar tres feroces batallas con la madre antes de finalmente lograr capturarla, junto con sus bebés, y trasladarlos a un lugar seguro.
De regreso al refugio, los rescatistas se sintieron aliviados al descubrir que la madre tenía suficiente leche para alimentar a sus cachorros. Ahora llegó el momento de alimentar a la madre ella misma.
Tenía un hambre que no podía soportar y quería una comida adecuada.
Ese día, la madre fue alimentada tres veces, en marcado contraste con las comidas diarias típicas de uno o dos perros. Devoró alrededor de 5 libras de hígado en sus dos primeras comidas, un testimonio de su hambre.
Después de las primeras 48 horas críticas, los cachorros comenzaron a prosperar, crecer, abrir los ojos y experimentar las alegrías de ser cachorros.
La madre, aunque todavía algo traumatizada y aprensiva respecto a los humanos, estaba progresando. Tarde o temprano volvería a aprender a confiar en la gente.
Sin la amabilidad de estas personas compasivas, amantes de los perros y dedicados rescatistas, la madre y sus cachorros se habrían enfrentado a la hambruna.
Después de todas las pruebas de su joven vida, su madre finalmente recibió la vida que siempre mereció.
Quizás no podamos salvar a todos los perros callejeros ni resolver todos los problemas, pero al menos podemos ahorrar unos cuantos dólares para alimentar a los perros de nuestras calles. Si todos participaran, el número de perros callejeros en dificultades podría reducirse significativamente.
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