Me duele el corazón por sentirme tan poco amado.

  Hay un vacío dentro de mí que las palabras difícilmente pueden capturar: una pesadez que se aferra a mi pecho y hace que cada respiración ...

Se necesita ayuda: Perro varado busca ayuda para salvar a su compañero herido tras un accidente en la carretera

Perro hambriento irreconocible cuando lo devuelven a un refugio

El perro atrapado con alambre de púas en la mandíbula incapaz de salir hace que la gente esté extremadamente confundida y asustada sobre cómo sacarlo.

 

Hay un vacío dentro de mí que las palabras difícilmente pueden capturar: una pesadez que se aferra a mi pecho y hace que cada respiración se sienta como una carga. No es sólo tristeza o soledad; es el dolor de sentirse invisible, insignificante.

Cada mirada al espejo me recuerda una versión de mí mismo que solía conocer: alguien que creía en su valor, que soñaba libremente y que sentía que importaba. Pero en algún momento del camino, esa luz se atenuó, y ahora deambulo a través de los días preguntándome si estoy destinado a ser una sombra.

Anhelo la conexión, no sólo en palabras o gestos fugaces, sino en la profundidad de saber que alguien realmente me ve. Anhelo un amor que me haga sentir como en casa: seguro, cálido y tolerante. Sin embargo, cada intento de acercarme parece caer en el vacío, lo que me hace preguntarme si estoy pidiendo demasiado.

No es que no haya gente a mi alrededor. Sonríen, hablan, siguen con sus vidas. Pero nunca me he sentido más aislado. La soledad no es por la ausencia de los demás; esta en los abdominales

Lo que más me rompe es el silencio. El silencio cuando comparto mis luchas y nadie escucha realmente. El silencio cuando espero consuelo y no llega. El silencio que llena el espacio donde

Aun así, en medio de este dolor, queda una pequeña y frágil esperanza. Me susurra que tal vez, sólo tal vez, no soy tan invisible como me siento. Quizás haya quien le importe, aunque no sepa cómo demostrarlo. Tal vez el amor esté ahí afuera esperando, incluso si parece increíblemente lejano.

Cualquiera que lea esto y sienta el mismo dolor debe saber que no está solo. Este dolor no nos define y no significa que seamos indignos. Es un capítulo de nuestra historia, no el libro completo. Algún día espero que ambos encontremos el amor que buscamos, no sólo de los demás, sino también de nuestro interior. Hasta entonces, aferrémonos al frágil hilo de la esperanza. A veces, eso es todo lo que necesitamos