Caminó por la vida con un dolor silencioso en el pecho, una pesadez que nadie parecía notar. Desde fuera, parece estar bien: sonríe cortés...
Caminó por la vida con un dolor silencioso en el pecho, una pesadez que nadie parecía notar. Desde fuera, parece estar bien: sonríe cortésmente, asiente con la cabeza en las conversaciones y sigue su día como si todo estuviera bien. Pero en el fondo, su corazón estaba vacío, anhelando algo que nunca había tenido: amor.
No es que no lo hubiera intentado. Había extendido la mano y entregado su corazón a las personas, sólo para verlas alejarse o dar por sentado su amor. Con el tiempo, el rechazo construyó muros alrededor de su corazón, haciendo más difícil creer que el amor alguna vez pudiera encontrar su camino.
Se sentaba sola por la noche, mirando al techo, preguntándose si le pasaba algo. ¿Por qué nadie me ama? ella pensó. ¿No soy digno? ¿Estoy destinado a vivir así para siempre? Las preguntas dieron vueltas en su mente, pero no llegó ninguna respuesta; solo el mismo silencio vacío que resonó en su vida.
La parte más difícil no fue la soledad; era la sensación de ser invisible. Quería que alguien se fijara en ella, que la cuidara, que la amara no porque tuviera que hacerlo, sino porque así lo deseaba. Sin embargo, por mucho que lo deseara, el amor siempre parecía fuera de su alcance.
Su historia toca mi corazón de una manera que no puedo describir. Podía sentir su dolor, el peso de su anhelo, la tranquila esperanza a la que se aferraba a pesar de todo. Es un sentimiento que muchos de nosotros conocemos muy bien: el deseo de ser amados por quienes somos, de que alguien vea nuestro valor y nos abrace.
Mientras leía su historia, se me llenaron los ojos de lágrimas. Lloré por su soledad, por su valentía al enfrentar cada día con el corazón vacío y por los innumerables otros que sienten lo mismo pero nunca lo dicen en voz alta.
Para cualquiera que alguna vez se haya sentido como ella, quiero que sepa esto: usted no es digno de ser amado. Tu corazón, aunque ahora se sienta vacío, está lleno de tanta belleza y bondad. Y algún día alguien verá eso. Alguien te elegirá, te apreciará y te amará como siempre has merecido.
Pero hasta que llegue ese día, no olvides amarte a ti mismo. No dejes que la ausencia de los demás defina tu valor. Eres suficiente, tal como eres, y tu corazón es capaz de hacer cosas increíbles, incluso curar.
Su historia me recordó el poder de la resiliencia, de cómo incluso frente al vacío, hay una fuerza que nos hace avanzar. Y me recuerda que el amor, aunque parezca distante, tiene una manera de encontrarnos cuando menos lo esperamos.
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